Al ver el paso de los días en soledad, mientras que el tiempo transcurre  y va formando paulatinamente el hábito de convivir con esa forma. Es decir que el proceso de acumulación moldea el ánimo, pues lo convierte, a la postre, en una verdadera factoría de emociones que luego regirán  los destinos de la comprensión. En consecuencia, esa acción formativa sobre el individuo es inevitable, independientemente del beneficio o perjuicio que podría inferir.

Y más aún si consideramos la vida de campo en otros tiempos, por ejemplo, que era forzosamente aislada, dado que sus pobladores carecían de medios adecuados y de alternativas normalmente válidas para trasladarse, salvo por algún motivo imperioso. En otro orden, todo estaba tan distante por la misma geografía del lugar, más la dinámica propia  de los medios de transporte disponibles en  esa época.  Pero cuando decimos esto no nos referimos a un pasado tan lejano, sino apenas seis o siete décadas atrás. Incluso incidía con rigor  la inclemencia de los temporales con lluvia, en especial durante el invierno, y el lodo por doquier  sellaría la imposibilidad del traslado, que el campesino mansamente aceptaba con resignación. Y si a toda esta situación, le agregamos la falta de diarios, radio, revistas y ni  hablar de la televisión, que el colono ni siquiera  conocía, pese a que en las ciudades importantes comenzaron a aparecer algunos aparatos, como novedad y esnobismo. (más…)