Sáb 8 Jun 2013
El tío Mario
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Historias
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Apenas había terminado el campeonato mundial de fútbol del año 1978 en la Argentina, cuando arribaron a nuestra casa de la ciudad de Córdoba, un matrimonio que eran mis tíos, venían de Buenos Aires y traían a un hombre algo mayor, con rostro lleno de permanente simpatía, porque esbozaba una eterna sonrisa, y se llamaba Mario, él era italiano, familiar de aquellos parientes y había llegado desde su Asti natal pocos días antes. No lo conocíamos. Casi una semana permanecieron en nuestro hogar los tres visitantes, entonces aprovechamos ese tiempo para llevarlos a conocer diversos lugares que en aquel momento valoramos de mayor interés para ellos y, entre otros, fueron el Estadio del mundial, el centro histórico de la ciudad, más las localidades de Villa Carlos Paz y Alta Gracia.
Luego retornaron a Buenos Aires, desde donde Mario regresó a su país casi dos meses después, dejando en nuestro sentimiento la impronta que lo definía como un gran tipo, por eso, a partir de allí, comenzamos a llamarlo “el tío Mario”, cada vez que lo mencionamos.
Pasó demasiado tiempo, y por fin un día del año ´94 pudimos viajar a Italia. En consecuencia, anterior a ello y con el propósito de lograr mejores resultados en la faz organizativa, diseñamos un detallado y extenso itinerario en aquel país, el medio de movilidad elegido sería un auto alquilado. Y dejamos para el final la ansiada visita al tío Mario, que por ese entonces ya era jubilado ferroviario. De este modo un día llegamos a Asti, en verdad nos resultó bastante fácil encontrar su casa, ubicada en Vía Canova…, era cerca del mediodía y enorme fue la sorpresa, pues no le habíamos anticipado nuestra visita. Por consiguiente, luego del emotivo recibimiento se puso un delantal y demostró ser un eximio cocinero, al preparar el almuerzo que compartimos con gran alegría. Más tarde partíamos hacia Torino, pero con la promesa de retornar al día siguiente, 25 de marzo, porque era mi cumpleaños. Entonces el distinguido anfitrión dijo: “el acontecimiento lo festejaremos con una cena aquí, los espero a las 18 horas en punto”.
Cumplimos con la puntualidad lo convenido, y al ingresar a la vivienda observamos que nos esperaban unas 10 personas, allí expectantes, pues para ellos, seguro que trasmitíamos un halo de misterio por ser habitantes de lejanas tierras de América del Sur. Y posterior a una cálida recepción, la velada transcurrió con la mejor predisposición imaginable, donde abundaron diálogos amenos, bromas e historias de distintos hemisferios, más el permanente disfrutar de los exquisitos platos autóctonos que el mismo tío Mario, colaboró en preparar. Ya en el postre, el dueño de casa anunció el brindis central y para eso trajo dos botellas de “Barbera d´Asti” (vino tinto, mundialmente conocido, que se elabora con uvas cosechadas a orillas del río Belbo, vecino de Asti), y que guardaba en su bodega desde 17 años atrás, las cuales destinaba únicamente a los grandes acontecimientos familiares, según aclaró el dueño de casa en ese momento. Por lo visto le pareció poco, porque casi en el acto agregó otras dos botellas de “Moscato d´Asti”. En todo momento esta reunión nos deparó la sensación de una verdadera fiesta para endulzar el alma, para agradecer la vida, más aún si consideramos que en ese instante estábamos a 12.000 km de nuestro hogar.
Las veces que retornamos a Italia, visitamos al tío Mario. Pero el tiempo es inexorable, pues con solo transcurrir marchita y pone fin, como destino natural, a todas las cosas, incluso a la misma existencia humana. Tanto es así, que días pasados desde Italia recibimos un llamado telefónico con la triste noticia: “Purtroppo il nonno Mario ci ha lasciato” (lamentablemente el abuelo Mario nos ha dejado). Consternación en nosotros, porque él era un anciano vital, un hombre bueno y generoso de apenas 94 años de edad.
Por último, esta narración es solo una pequeña parte de la historia que guardamos en el recuerdo, y contiene un solemne Réquiem para nuestro inolvidable tío Mario.
Grazie mille, la stamperò e la farò leggere a casa…
E’ proprio un’ottima descrizione del nonno, sempre pronto a fare un pranzo o una cena con gli amici, sempre disposto ad accogliere amici e parenti a casa.
Un abbraccio
Ricordo come raccontava del suo viaggio in argentina con gli occhi che brillavano! grazie davvero! Un bacione!
Che bello :))) per il ricordo del nonno!
Lo stampo e lo faccio leggere qui a casa anche io 🙂
Vero, nonno Mario è «un gran tipo» come ha scritto Carlos 🙂
E questi episodi narrati mostrano la sua grande giovialità , che ha trasmesso con gioia anche a noi 🙂
Un abbraccio!
Exaltar la gente buena es ser agradecido. Muy lindo lo que acabo de leer. Noelia.
Qué ejemplo de vida,calidez humana, humildad, es el de valorar a las personas.
¡Hermosa historia!
Ciao Carlo, yo nací en Asti, pero era chico cuando mis padres me trajeron a la Argentina, y por casualidad leí esta historia. Te juro que me hiciste emocionar, porque sentí que Mario también era mi nonno.
Me llenó el alma y me llevó a la tierra de mi nono Vicente que era de Verolengo, que llegó muy joven con su hermano Andrés y que nunca más pudieron volver a su tierra. Me cae una lagrima.