Sáb 27 Ago 2011
A Lencho, déjenlo nomás en el boliche
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Humor
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Así podría titularse esta historia real, acontecida con el personaje de un pueblo de la zona piemontesa, en la provincia de Córdoba; transcurría la década del ´80 cuando un conjunto de parroquianos decidió conocer las Cataratas del Iguazú y, en el regreso, al caer la tarde incluirían además la posibilidad de presenciar el espectáculo de luz y sonido en las ruinas de San Ignacio. A alguien del grupo organizador se le ocurrió invitar a Lencho, un fornido sujeto de prominente panza y con voz de trueno, de unos 60 años de edad y pródigo en exóticas exclamaciones; reacio el hombre para salir de su casa y más allá de los límites de su pueblo, pero habitué del boliche del lugar; en consecuencia, fue necesario realizar presiones convergentes para que, al final, lograran el propósito y Lencho también viajó.
Los 4 ó 5 días que duró el periplo pasaron con aparente normalidad, pues la alegría sólo era superficial para nuestro amigo indomable, por ello, continuamente disimulaba la contrariedad padecida en todo el viaje; sin embargo, Lencho explotó en su ánimo al regresar y, con harta frecuencia, en el boliche repetía su experiencia a quien estuviera dispuesto a escucharlo o no, porque su desahogo era siempre compulsivo, y relataba lo vivido de este modo:
“Ma váyanse todos a la m…; veinte horas viajando, no daba más y ya tenía el traste como tapa de cacerola. Bájense, bájense gritaba el guía al llegar y bajé yo también; toda la gente corría y un montón de estúpidos que, con la boca abierta, miraban para arriba los 3 ó 4 chorritos que caían ¡Por favor, déjenme de hinchar! Todo el día anduvimos como pavos perdidos y mojados, porque esos chorros del diablo te salpicaban todo.
Después fuimos al hotel; yo tenía un hambre bárbaro; por eso, enseguida entré al comedor y pedí una picada de salame y queso, con un litro de ¾ de vino. Y así me pasó un poco la bronca.
Al día siguiente fuimos a unos pueblos de allí cerca y en uno de esos, que llaman Ciudad del Este, en los negocios había tipos que cuidaban los televisores y otras porquerías con la escopeta en la mano y un cuchillo apretado con los dientes. Esto me descompuso de vientre…
Salimos de regreso por la tarde y en ese momento mis compañeros me dijeron que apenas cae el sol llegaremos a las ruinas de San Ignacio, y allí veríamos el espectáculo de luz y sonido. Yo creí que era algo lindo, pero no ¡Andá a los yuyos a hacer las necesidades! Cuando arribamos, vi todas las casas destruidas, todo roto…; daban ganas de salir corriendo. Nos hicieron sentar en una tribuna emplazada en el baldío y empezaron con el verso, mientras se hacía de noche. Unos tipos prendían y apagaban las linternas, también encendían velas por aquí; otros gritaban como locos al otro lado, y metían un despelote infernal golpeando tarros con un palo.
Ma, creían que uno es pavo o lo arrancaron verde; se hacían los indios ¡Por favor! Habrán pensado que uno es estúpido ¡Qué los tiró carajo, en la perra vida me pescan otra vez!”
Hola Evasio. Me rio como hace tiempo que no lo hacía, leyendo y releyendo esta historia ¿Sabés? Creo que conocí al personaje. Gracias por alegrarme un rato la vida y cuando vengas a San Francisco, vení a visitarme, vos sabés quién soy.
Hola Carlos:
Estoy leyendo tu divertida historia y mis ojos llenos de lágrimas de la risa. Sos realmente genial,aunque estaba medio enojadita con rutinas de la vida… te puedo asegurar que leer esta anécdota me llena de alegria,imagino el rostro del personaje,y (con el respeto que se merece) me rio cada vez mas.
Gracias Carlos, sos «especial» en tus escritos.
Cariños.-
Simplemente te felicito y muchas gracias.
Gracias Carlos. Más no te podría pedir, porque creo que desarrolas gran calidad humorística.
Hola Carlos… otra vez a tus cuentos..qué lindo…en realidad me hizo dudar..estaba organizando un viaje a las cataratas con mi nieto y me dije… no tendrá un poco de razón el Lencho?… como siempre mi admiración al escritor que hay en vos…Estela
Precioso compendio de humor; además contiene un genuino realismo. Vengo de la cultura piamontesa, por eso disfruto tu relato desde una posición de privilegio. Gracias Carlos.
Me hiciste reir como loco con este relato. Y recordaba también que aportabas historias de humor campesino para La Voz de San Justo. Nos vemos.
Hola amigo. Primero te felicito por tu nivel e imaginación, luego digo: relatos de humor como los tuyos ya no se leen ni escuchan. Todos van a caballo de la peor expresión sexual ¿Será por falta de talento y escrúpulos?
Hola Carlos Evasio. Genial!!!!!!!!!! tu relato. Además , en la brevedad metés un realismo y elocuencia que asombran totalmente. Me causa enorme risa esta anécdota. De corazón, TE FELICITO.