Sí, en realidad, es tal como expresa el título. Dado que, en la materialización de un viaje, emanan múltiples sensaciones en el transcurrir de cada instante, y algunas de ellas suelen ser de alto voltaje emocional, mientras que la experiencia se deposita en el recuerdo. Es decir que de este modo perdura en el devenir, tal como un acontecimiento lógico. El cual, luego se convertirá, espontánea y naturalmente, en una especie de elixir que se proyecta desde el presente y hacia un futuro sin límites en el transcurrir del tiempo. Cuyo resultado carece de explicaciones convincentes en la medicina tradicional. No obstante, influirá decididamente en el bienestar anímico del viajero, porque somatiza de manera espontánea e inmediata los múltiples beneficios en su salud física. En consecuencia, muy pronto disminuirá la necesidad de recurrir a un volumen tedioso y continuo de medicamentos, en especial, para el aventurero adulto-mayor. Y, paralelamente, una buena cuota de bienestar y jovialidad crecerá en su comportamiento diario. Lo cual, continuamente redundará para beneficio personal y de su entorno, mientras dure el paseo. Luego dependerá de la propia memoria, cuya perdurabilidad natural hace posible reflotar los recuerdos en los instantes adecuados.

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