Lun 14 Oct 2024
Un lugar, allí donde iniciamos nuestros días
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Pensamientos
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El título del presente escrito, contiene sentimientos lógicos y fundados en la nostalgia. Lo cual expresa un valor consolidado a través de las vivencias acumuladas en el recuerdo. Pues anida en la naturaleza humana y nace de su propia conciencia emocional. Mientras que, en la supervivencia animal, los recuerdos se forjan únicamente en la memoria asociativa. Y también es verdad que, en las personas, la dimensión y la durabilidad de los recuerdos, se fundan en la importancia que tuvieron esos acontecimientos en la propia vida. Cuya permanencia residirá en la memoria. Luego, cuando este conjunto es iluminado por la espontaneidad que surge de las buenas intenciones del protagonista, los resultados aparecerán como un verdadero elixir que subyuga al artífice y, a veces, al extraño también. Si es que prospera dentro de un espíritu forjado por las acciones normales, en base a un orden que estimula la sensibilidad mientras nutre la vida, inclusive de quien sea un simple espectador y resida fuera del camino pergeñado por el protagonista. Porque las acciones positivas siempre tienen un efecto “contagio” y, por ello, alimentan el buen ánimo de todos. Luego, por derivación, podrían dinamizar otras voluntades.
No obstante, antes de seguir el presente desarrollo, consideramos necesario remarcar que el contenido de la exposición, y desde este párrafo, únicamente se referirá al comportamiento humano. El cual, por naturaleza, está dotado de sentimientos capaces de cultivar fines nobles. En tanto, sean expresados por los auténticos propietarios del buen gusto y el respeto a las reglas destinadas a una convivencia digna. Y todo ello, sin dudas, también contribuye a embellecer la vida del prójimo, a partir de quien promueva esa manera de transcurrir. Pues, por ese camino, también se perfeccionaría el “Contrato Social”. Al respecto el filósofo griego Platón (427 a. C. – 347 a. C.), acuñó una célebre máxima, y cuyo contenido expresa: “Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro”.
Entonces, el deseo de retornar es un sentimiento natural del ser humano, el cual se funda siempre en el recuerdo de las cosas vividas, más las esperanzas proyectadas en el presente y futuro. Sin embargo, el ámbito de mayor sustento referido a los tiempos remotos, suele ser allí donde cada persona inició su propia existencia. Inclusive si fueron muy limitados los vínculos desarrollados, producto del aislamiento normal en la vida de otrora. Porque nos referimos al lugar donde vivimos los hechos más importantes en los albores de nuestra propia existencia. Pues a partir de allí comenzaron a forjarse los recuerdos que, muchos de ellos, luego resultarían imborrables. Y en cuyo contenido figuran nuestros padres, amigos de la infancia, la escuela primaria y los momentos donde la vida era toda “color de rosa”. Entonces, es precisamente ese cúmulo de experiencias vividas, el que resultaría imposible de olvidar. Ya que su significado, volumen e intensidad emocional crearon recuerdos imperecederos. Los cuales, en el transcurso del tiempo podrían inclusive derivar en el lógico deseo de volver.
Y en tal caso, la mayor fascinación se fundaría en sentir que otra vez, y por un instante, viviremos en los sitios de entonces. Y este no es un sentimiento trivial, casual o pasatista. Porque es probable que comprenda ese período inolvidable de la niñez, de la juventud y del núcleo familiar íntegro. Dado que retornamos al lugar de nuestros años felices, donde todo era maravilloso, pues ese tramo de la vida nos conduce a tamizar las realidades adversas y, con ello, aparecerían desteñidas en el recuerdo. Luego, las cosas lindas volverán a fulguran como un torbellino en nuestro pensamiento. Y casi todas ellas, aglomeradas en instantes efímeros.
Por lo tanto, en esos momentos, no resultaría extraño el volumen de emotividad que aflora y se apodera del pensamiento de cada uno, tal como lo describimos en el párrafo anterior. Sencillamente porque retornaremos al lugar de nuestros años felices, allí donde vivían nuestros padres, primos, abuelos, amigos y compañeros de la escuela primaria, en especial… Esa misma comunidad que nos llenó de bellas razones desde los inicios de nuestra propia conciencia. Por todo eso, veríamos con normalidad si alguna vez y de manera espontánea nos invadiera esa melancolía, que induce al natural y encantador deseo de volver. Pese a que podría ser el solar únicamente, el que nos reciba. Porque si el período de ausencia es muy largo, probablemente aquellos seres queridos, en inmensa mayoría, ya no estarían allí. Y las cosas materiales que aún restan en pie, también acusarían las huellas del deterioro por el paso inexorable del tiempo. Luego, en nuestro pensamiento, es menester que prime la comprensión por sobre la tristeza. Pues todo ese destino obedece a la natural e inapelable ley de la vida.
Y al final, solo el sentimiento perduraría intacto a partir de ese mismo instante. Ya que acabamos de concretar un verdadero homenaje a quienes nos regalaron la vida y, también, a todos aquellos que nos acompañaron en forjar los medios y modos, destinados a transitar de manera adecuada por el mundo. Es decir que fueron esos tiempos, en los cuales dimos los primeros pasos. Y luego, sobre la propia conciencia, proyectamos el inicio de nuestro destino.
Felicitaciones Carlos! Por su preciosa invocación de los sentimientos. Y maravillosos los niños de la portada. Saludos.
Hola Carlos. Presentas una exposición llena de sentimientos y realismo. Una maravilla. Abrazo.
Buenas tardes Contador! Mi valoración? Encantadora exposición-precioso escenario. Y esos niños? Apostaría que son sus nietos. Un abrazo.
Hola Carlos. Como siempre. Es un placer leer tus temas. Llenos sabiduría y humanismo. Felicitaciones!!!
Buenas tardes Contador!Por todo lo lindo que ofrece en este Blog. Y sin pedir nada a cambio. Nobleza obliga. Debo felicitarlo.
Buen día Carlos. Desde muy lejos quiero participar en el reconocimiento sobre este tema. Y en general de todos los aquí expuestos. Magníficas creaciones literarias, que muestran la intensidad en su propia vida. Felicitaciones!
Preciosa exposición con alto contenido humanístico! Un gran saludo para el Autor.
Buenas tardes Carlos. Me encantan esos niños y lo que usted escribió. Por eso quiero felicitarlo en igual dimensión.