Jue 30 Jul 2015
Tecnología y estupidez
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Reflexiones
[8] Comentarios
El avance tecnológico operado en las tres últimas décadas, de veras conmueve por su enormidad. Y supera a varios siglos de historia, tal como afirmaba en otro escrito. Por ello intentaré hacer un resumen sobre ciertos aspectos de la realidad, con el fin de obtener una composición de lugar aproximada:
– Comunicaciones audio-visuales, que convirtieron al mundo en una verdadera aldea, con la diversidad, potencia y amplitud de medios, incluso muchos de éstos figuran al alcance de cualquier ciudadano común, en precio y comprensión de los equipos.
-Medicina, con múltiples procedimientos de diagnóstico, terapéuticos y quirúrgicos permiten mayor espectro en recursos para la cura de tantas patologías, y muchas de ellas declaradas incurables hasta hace poco tiempo. Además de aportar métodos que humanizan los distintos tratamientos.
– Mecánica, mediante la incorporación de la robótica informatizada en la fabricación de maquinarias de diferente orden.Y para ilustrar un poco, citaré solo un ejemplo: durante algo más de 90 años los motores a explosión, de autos, motos, pick up, etc., poseyeron un sistema de alimentación de combustible a través de un aparato denominado “carburador”, pieza complicada, de difícil regulación y frecuentes fallas en perjuicio del óptimo funcionamiento del motor. En cambio, a comienzos de la década del ´90, más o menos, apareció un dispositivo de inyección, perfeccionado luego por la electrónica computarizada, lo cual permitió que los motores funcionaran como reales violines stradivarius, inclusive aseguran una importante reducción en el consumo de combustible y prolongan la vida útil del motor.
-Agraria, con la adaptación genética y las nuevas técnicas de cultivo, que permiten elevar el rendimiento a valores increíbles para un chacarero de antaño. Imagine el lector que apenas seis décadas pasadas, por ejemplo, un agricultor necesitaba casi dos meses de trabajo, para cultivar 100 hectáreas de trigo, y la participación simultánea de 3 ó 4 personas. En cambio ahora, mediante poderosos tractores articulados y sembradoras de acción neumática con el método de siembra directa, basta el empleo de un solo equipo para realizar en una jornada el cultivo de igual extensión de tierra.
-Frutihortícola, a través de procesos genéticos, no siempre bien vistos por naturistas y ecologistas. Por este aspecto menciono únicamente el sistema de hidroponia, aplicado en países desarrollados y con poco terreno disponible, en especial.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, porque ese avance tecnológico avasallador y que asombra por tantos beneficios aportados, también fomenta la estupidez humana con una difusión muy rápida y de amplio espectro, la cual mediante diferentes modos ataca y declara, a su paso, obsoletos a usos y costumbres de un pasado reciente. Y lo más penoso, es que se van destruyendo sistemáticamente casi todos aquellos valores instaurados como básicos en el “contrato social”, donde el dinero y la manifestación de los vicios gobiernan las acciones de quienes elaboran la propuesta de tales conductas. En consecuencia, y pese a todo, en este momento no resulta fácil medir el impacto que en el largo plazo provocará este profundo cambio cultural. No auguro nada, no obstante espero que esta tendencia sea para bien o, por lo menos, neutra para la humanidad.
De todas maneras, los seres humanos jamás deberíamos convertirnos en “rebaño”. Y esto se logra con robustecer nuestra propia individualidad, la cual se funda siempre en estimar las cosas por uno mismo y no aceptar imposiciones externas en cada acción de la vida, incluso las que vengan desde un púlpito interesado en cautivar a los demás solo para beneficio propio, pensando que la vía de la estupidez ajena siempre asegura el mejor camino. A tal condición, los filósofos y científicos de todos los tiempos, dedicaron manifestaciones agudas, que incluso podrían afectar la susceptibilidad antes que la objetividad de mucha gente. Alguna de ellas a continuación:
-“El malvado descansa algunas veces; el necio jamás”. José Ortega y Gasset.
-“Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella”. Lucio A. Séneca.
-“Hay dos cosas que son infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Albert Einstein.
-“La necedad es la madre de todos los males”. Marco T. Cicerón.
Y como corolario del presente escrito, creo útil meditar la siguiente afirmación de Albert Einstein: “Sin una cultura ética no puede haber salvación para la humanidad”.
Nada más acertado. Es tan evidente que el avance tecnológico también difunde la estupidez, pero los que la usan para ganar plata nada dicen de esto. «Tiran la piedra y esconden la mano». Mi reconocimiento a su obra.
Permítame decir que admiro este razonamiento. Es certero y real, sin la menor duda. Saludos.
Hola Carlos. Hay una explicación hecha canción por Facundo Cabral que dice algo así: «le tengo más miedo a los estúpidos, porque son muchos, y también eligen presidente…»
En muy simple la cosa. La cuestión es «pan y circo». Usted le da circo a los tontos y los tiene de aliados incondicionales,así los prepara para que consuman cualquier porquería comercial que le propongan. Y si le pone, a esos mismos, un subsidio o ganga en el bolsillo y difunde al máximo esta metodología, en el futuro seguro que será un político de «raza» y tal vez, también llegue a presidente de la nación.
A mi juicio, este escrito es excelente!! Y también me encantó el comentario de Angel, más preciso, imposible. Saludos a todos.
Hola. Che, con la estupidez no se estará contaminando el mundo? Porque si uno lee lo que afirman los filósofos famosos, da miedo realmente.
Grande Ángel! Tu comentario está bárbaro por su contenido realista. Y tu presentación, Carlos, es muy buena, como todo lo que escribís, lo digo porque siempre te leo.
Hola Carlos.Magnífica interpretación de la realidad (que además es la única verdad). Sin tantas palabras y resueltamente sobre la médula de la cuestión planteaba: «Lo breve, si bueno…»
Saludos de Ana María.