Jue 11 Jun 2015
Populismo versus Democracia
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Reflexiones
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El origen de la democracia se establece en el siglo V a. C., en Atenas, y su denominación deriva de la unión de dos términos: “démos”, que significa “pueblo” y “kratos”, que expresa “poder”. En consecuencia, de la unión de estos dos vocablos surge el neologismo, en aquel entonces, como palabra única y universal: democracia, la cual manifiesta “gobierno del pueblo”.
Al respecto, algunos estudiosos estiman que la democracia ateniense es el primer modelo de un sistema democrático. No obstante, muchos son los que difieren de tal aseveración, pues sostienen que una ínfima minoría de la población poseía el derecho de participar en esa democracia, y este entorno no aceptaba en su composición al resto, integrado por campesinos, mujeres y esclavos, que representaba alrededor del 90% de aquella sociedad.
Con el paso del tiempo, el sistema democrático fue evolucionando en su concepción ideológica y, por ello, pasó a instituir una forma política que adoptaron numerosos países del mundo entero. Y hoy en día se diferencia tanto del condicionamiento originario que bien podría afirmarse que persisten de aquel sistema, solo la intención política esencial y su denominación.
Luego de relatar brevemente la fuente y progreso de la democracia, cuyo modo actual ofrece una forma de gobierno que beneficia en todos los órdenes al pueblo que la detenta, vale decir, en el aspecto político, económico y social. Sin embargo, este sistema tan conveniente, suele colisionar con los intereses personales de muchos gobernantes de países subdesarrollados casi siempre, donde emplean de manera obscena los recursos públicos detrás del populismo como sistema de gobierno, con el fin primordial de cautivar futuros votantes por medio de múltiples prebendas, cuyas cláusulas tienen como objetivo capital, por más que invoquen un propósito humanístico, asegurar los votos de esos beneficiarios. Lo cual, en la medida que se expanda esta ganga, sistemáticamente va tendiendo a garantizar la continuidad de tal gobierno, ya sea en primera persona o a través de flagrante nepotismo.
Para ello, a partir de la dádiva, utilizan diversas maneras de coacción, por ejemplo, “si no ganamos esta elección, ustedes pierden el subsidio” o “si no van a la marcha, los borramos de tal otro beneficio”, etc. También es normal en estos regímenes implementar métodos de seducción partidaria dentro de las escuelas, con preferencia en las de nivel primario. Y prosiguen con la declamación permanente, a través de múltiples medios y potentes esbirros, de ser los únicos dueños de la verdad y hacedores de “grandes logros” en la redistribución del ingreso, en pos de una verdadera justicia social y de un creciente progresismo, al tiempo en que con increíbles recursos, donde el fin justifica los medios, tergiversan la información para tornarla siempre favorable o, en el peor de los casos, neutra. Aquí también es prioritario como política de estado, crear el antagonismo por medio de la siguiente consigna, por ejemplo: “nosotros somos buenos y solidarios, pero los contrarios son una verdadera peste” Incluso, en esta embestida sistemática, también la Justicia sufre la injerencia del poder político. Luego, una vez lograda la difusión suficiente del populismo y, con ello, los sondeos de opinión resultan favorables, urge modificar la Constitución nacional para allanar el camino a la reelección. Rompiendo, de este modo, el histórico principio constitucional francés, que sabiamente dispone: “(…) no se admite la reelección de un gobierno, sino con un período intermedio (…)”
Por consiguiente, en este clima político y social resumido, ¿podríamos afirmar que, pese a todo, existe una verdadera democracia? Evidentemente que no, pues con los procedimientos descriptos se estaría impulsando una especie de fraude que corrompe el libre albedrío de los ciudadanos, pues subyuga a unos y estigmatiza a otros. En consecuencia, por efecto general, ocasiona enormes deterioros del país en cuestión, tanto en el orden interno cuanto ante el resto del mundo. Lo cual tendrá, inevitablemente, tristes resultados en perjuicio de aquellos que con su perseverancia aportan valores de civilidad genuina, con la eterna esperanza de afianzar en cada jornada una auténtica democracia y, de este modo, lograr una mejor calidad de vida.
Tiene razón Carlos, el populismo es patrimonio exclusivo de los países subdesarrollados, donde se invierten los valores y se multiplican los sinsabores sociales, porque se deteriora día a día la calidad de vida del pueblo mientras se enriquecen los que ejercen el poder y sus allegados.Es tan bueno el «negocio» que también tienden a perpetuarse en el poder. Un afectuoso saludo para Usted.
Termino de leer una presentación realista de una situación bien definida y con verdades que poco se leen en otros medios. Por qué será?
Que queres que te diga. A mi me dan miedo los sonsos, y me dan miedo porque son muchos y también votan. Imaginate, desde el circo te los pones en el bolsillo con cualquier cosa y los gobernantes saben manejar muy bien el circo, y arriba disponen de los medios y de la guita del pueblo.
Buen día. Esta presentación, con fecha junio del 2015, brilla por su vigencia en la actualidad. Saludos.
Se trata de un escrito breve, contundente y la verdad que contiene es directamente reverencial.Muchas gracias por su honestidad literaria.Un cordial saludo.