A veces solemos leer que la persona humilde es consciente de su perspicacia creativa y de su agilidad mental para elaborar oportunidades destinadas a múltiples proyectos de vida. Pero jamás haría alarde de sus logros y posesiones, más bien tiende a compartir su capacidad y sus alegrías con el prójimo y, en especial, con sus allegados. Por otro lado, es proclive a aceptar naturalmente, y sin subterfugios, sus equivocaciones y errores. Sin embargo, debemos convenir que en nuestros tiempos la humildad es un atributo que escasea desde el punto de vista que sugiere una óptima convivencia. Y esto sucede porque el materialismo y la ostentación van ganando terreno dentro de la exposición social cotidiana y normal, cuya manifestación es observable a simple vista, y por lo cual definiríamos una verdadera perogrullada si intentáramos explicarlos en este espacio.

Luego la humildad posee aspectos que incluyen comportamientos disímiles y, a veces, también con significado notoriamente variado. Por ejemplo, encontraremos algunos sinónimos que permiten extender la multiplicidad semántica del término en cuestión, tales como: sencillez, timidez, docilidad, vergüenza, sumisión, paciencia, etc.

(más…)