rol del estado en la economiaLos principios o elementos básicos de una economía, sea ésta de una familia, empresa comercial, industrial o de servicios; de un estamento público o de un país en su conjunto, no difieren entre sí, es más, creo que son iguales, lo único que cambia es la magnitud y su complejidad.

Sin embargo, vemos continuamente que en la práctica hay diferencias enormes, la economía doméstica pocas  veces falla, y casi en igual dimensión sucede con las empresas privadas. En cambio, todo lo que pertenece al ámbito público, en nuestro país en particular, rara vez funcionan saneadas y eficientes ¿Por qué será? La respuesta es tan obvia que no requiere explicación alguna de entendidos en materia económica, pues las razones  están al alcance de la comprensión  de cualquier ciudadano común.

El verdadero problema tiene origen en que toda repartición pública es gobernada por personas relacionadas a la política, en consecuencia, las designaciones para ocupar los diversos cargos devienen de círculos cerrados, donde prima la afinidad, el nepotismo u otras maneras similares, las cuales suelen con frecuencia estar muy alejadas del conocimiento y talento apropiado para ocupar tal o cual cargo, donde la condición fundamental parecería ser, luego de lo expresado recién, únicamente que el candidato “hable lindo”, y si no sabe hacer bien las cosas, no importa tanto. Tampoco observamos castigos por el fracaso funcional, más bien todo lo contrario, según nos muestra la realidad: fracasan aquí y van a otro cargo igual o superior, es la reiterada consigna a la vista. Por otra parte, ¿no habría que premiar con el cargo vacante a un individuo por su capacidad práctica y su incuestionable conducta moral? El pueblo está esperando eso todos los días, y pensar en él para servirlo del mejor modo es una obligación básica de la auténtica política.

Por consiguiente, quien ocupe un cargo con estos parámetros de riesgo, poco le interesa por desarrollar eficiencia en su función, y ante esta situación naturalmente piensa mucho más en el monto en concepto de remuneración y enganche, que en la organización y resultado del ente que gobierna.

Esto sucede cuando se desvirtúa el fin original de la política, cual es servir al prójimo, es decir que su génesis contiene un desprendimiento auténtico, pero ahora convertido en generoso negocio personal y sectorial. Ante esta situación, lo que predomina es la exposición de grandes teóricos, dueños de elixires matemáticos en los pizarrones y otros que ni siquiera son economistas y no obstante ocupan esos cargos ¿Acaso no es lo que estamos viendo a diario? “La única verdad es la realidad”, afirmaba Aristóteles.

Por lo tanto, las economías que corresponden a un hogar, empresa o país dependen solo de la voluntad de hacer bien las cosas, en beneficio del conjunto que representa. Y, a partir de allí, si nos limitamos a la economía de un país, el desarrollo dependerá de la idoneidad y seriedad funcional que tal país muestre al mundo, con reglas claras, dispuestas por una adecuada capacidad y voluntad funcional. Porque el progreso deriva de las inversiones de capitales internos y principalmente  externos, los cuales vendrán al país únicamente si confían en su política y políticos en general, porque ellos manejan con excelencia la información de dónde conviene instalarse, y las inversiones genuinas derivan de la seguridad jurídica y política que ofrece un lugar.