Se festejaba San Roque; santo Patrono del pueblo. Y era un sábado por la tarde cuando numerosos participantes de dicho acontecimiento iniciaron un campeonato de truco, como parte de los actos conmemorativos. Unas treinta parejas dirimían el evento de la timba, en el cual abundaron las exclamaciones de “vaca”, “yegua” y “porca”, y cada una con electrizantes aditamentos; censurados en este espacio.
Unas dos horas después la contienda estaba bastante avanzada; en consecuencia, algunos continuaban en carrera y muchos fueron eliminados. Entre éstos últimos estaban nuestros amigos del encuentro anterior, los que pronto decidieron beber y, además, compartir ciertos temas del momento. La sequía aún se abatía con crudeza en la zona. Entonces Tunín gritó: “¡Che mozo, para mí trae una caña, la de los caballos!” Allí, Bartolo y Chiscot prefirieron una ginebra con cola; y sentados a una mesa comenzaron el diálogo:
-Y sigue esta historia de la sequía, ya estoy con deudas hasta el cogote. ¡Pobres los animales, cómo sufren! Trato de calmarlos, pero no hay caso. Imaginen, ayer fui al chiquero de los chanchos y los noté tan flacos, sin barro y tristes; esta escena me partió el alma. Por eso comencé a hablarles y dije: “muchachos tengan fe, tal vez esta noche llueve, recién lo dijo Eschoyez por la tele…” Y me pareció que empezaron a reírse, pero no sé si de alegría o de mí.-comentó Tunín- (más…)