Lun 17 Oct 2011
Los linyeras
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Historias
[7] Comentarios
Transcurría la década del ´50 y estos personajes aún constituían una parte nutrida y pintoresca del folclore campesino de la pampa gringa, eran peregrinos que brindaron un marco involuntario, simple e innovador dentro de la vida monótona del lugar. Por ello, creaban un matiz transitorio de humor y entretenimiento. Se los llamó peyorativamente “crotos” y, con eufemismo, mendigos o linyeras ¿Por qué crotos? En el año 1920, siendo gobernador de la provincia de Buenos Aires, José Camilo Crotto, sancionó el Decreto 3/20, por el cual se autorizaba y permitía a los peones rurales viajar gratis sobre los trenes de carga, incluido su equipaje, el que consistía en algunas ropas viejas contenidas en paños de arpillera y atadas las cuatro puntas entre sí. En consecuencia, pronto el vocabulario popular extendería la denominación de “croto” a todas las personas que evidenciaron extrema pobreza y alma de vagabundos, incluso era el modo de augurarle el futuro a un joven con pocas ganas de trabajar.
A distancia, en medio del terraplén de los caminos de campo, se los veía transitar a pie y, por excepción, también se trasladaron con algún medio de tracción a sangre, a veces era una destartalada jardinera y otras, un viejo sulky. Pero eternamente con todas sus miserias materiales y espirituales a cuestas, y en ciertas ocasiones venían acompañados por un fiel e inseparable perro, normalmente tan sucio como su propio dueño, y juntos recorrieron cansinamente la senda hacia cualquier lugar, sin importar siquiera el paso del tiempo y menos todavía lo que el calendario informara. Un instante festivo podría depararlo un buen plato de comida que algún chacarero le prodigara por compasión o natural solidaridad, inclusive podía ser el obsequio de un tarro nuevo, para emplearlo después como «olla», pero jamás sería un día que el almanaque indicaba. Y por las noches dormían en galpones, casi siempre plagados de ratas y con extrema precariedad de medios, para ello pedían permiso a los colonos vecinos a su eventual itinerario y cuando el crepúsculo ya comenzaba a dibujarse en el horizonte.
Los linyeras eran personas carentes de destino mayor a una jornada, les importaba únicamente el presente, el día de hoy, para mañana ni siquiera la prolongación de la vida preocupaba, pues habían renunciado a todos los proyectos que motivan normalmente la propia existencia humana. Además, hacían un verdadero ejercicio del silencio, por eso su vida era impenetrable, entonces la gente convertía en mito las posibles razones que los impulsaron a tomar la decisión de «crotear». Por lo general, eran personas marginadas, sin familia y había muchos extranjeros entre ellos, los inducía también el espíritu anarquista y amante de la libertad individual, no pocos jóvenes integraron esa legión, solo por el deseo de aventura. Rara vez trabajaron, y la excepción estuvo dada por conchabarse en changas breves y livianas con el propósito de juntar algunos pesos, sin embargo, tampoco el dinero les importaba demasiado. «Mire, don José, cuando tengo 10 centavos en el bolsillo es como si tuviera 10 hormigas, hasta que no los tiro afuera, no vivo en paz», así reflexionaba, por ejemplo, alguien a quien llamaron «Cardún».
Y a partir de la década mencionada comenzaron a desaparecer de la escena campesina estos personajes, siempre inmersos en ese particular modo de vida que solo ellos supieron crear, dejando tras de sí un halo de nostalgia más la sensación de alivio en los sentimientos chacareros.
Hola. Recuerdo muy bien esa figura casi misteriosa del croto, y era la única denominación con que los conociamos en la zona de Freyre, donde yo vivía.Tu relato me hizo volver al pago por un momento. Gracias.
Vos te referís sólo a los crotos que transitaban por los campos; pero había muchos que se apegaban a los trenes,por lo que andaban siempre en zonas de vías y estaciones para facilitar el traslado y disfrutar del mayor movimiento. Te mando un abrazo.
Hola Carlos. Recuerdo a varios «crotos»; pero uno en particular que andaba por la zona de Devoto, era un hombre bajito que llamábamos «el cornetín», muy instruído y afecto a la lectura; también hacía música y «cine». Saludos.
Hola. Mi casa estaba cerca de las vías, en el dep. San Justo, y los veía pasar sobre los vagones, eran frecuentes y de imagen uniforme: muy sucios y barbudos; también recorrían a pie. El único propósito era andar y andar, además de conseguir un plato de comida, una limosna y un galpón donde dormir. De algunos aún recuerdo su nombre: Cardún, Yaco, Pachín y Caplún. Por favor, no calcules mi edad. Gracias.
Me recuerdan mi niñez, tenia terror a los linyeras. Ahora me pregunto ¿por que no trabajaban?… Pero comparando en la época que vivimos creo que era mejor antes, por lo menos solo eran unos pocos…
Ahora hay miles y miles ,no son «linyeras» pero le regalan de todo y sin «trabajar». Viven mejor que los que laburamos todo el dia, y a nosotros nadie nos regala nada… ¡ Que injusticia!
Gracias.
Carlos, los veteranos cono yo tenemos bien recordados a los crotos, había cada personaje y uno se divertía con ellos, algunos eran medios raros y misteriosos lo que los hacía más llamativos. Gracias por el recuerdo.
sii sorpresa y nostalgia naci en un pueblito perdido en misiones y en el primario siempre escuchaba sos un croto jaja naci en el 54 hoy vivo en la plata k sorpresa gracias