Lun 30 Jun 2014
Imperios
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Historias
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Gran número registra la historia, y todos ellos se desarrollaron a través de un procedimiento común, la conquista y el sometimiento, pues la acción se llevó a cabo, en todos los casos, mediante la violencia ejercida con el uso de armas que los invasores emplearon sin trepidar para lograr aquellos objetivos, es decir que vencieron a sangre y fuego la normal resistencia de los pueblos que trataron siempre de impedir su aniquilamiento físico y cultural, donde el fin justificaba los medios, y por ello no eran rebeldes sin causa porque actuaron como lo haría cualquier pueblo en el mundo, abandonado a su suerte, dado que la justicia universal siempre estuvo ausente. En consecuencia, de este modo desaparecieron pueblos enteros y vastas culturas.
En la historia de todos los tiempos podríamos clasificar el movimiento imperialista en dos grandes grupos, aunque ambos tuvieron un denominador común, pues partían de la intención de sustraer a los pueblos atacados, todas sus riquezas, en especial el oro y la plata. Además de los territorios que eran el solar de esa civilización, pero con una diferencia esencial: en el primer grupo están los querían eliminar todo vestigio humano anterior o reducirlo a su mínima expresión sobre la tierra. Un ejemplo, es lo que sucedió en toda América, desde México hacia el sur, y en particular con en gran Imperio Incaico, comprendido en el período XV-XVI, cuyo territorio, con 2.000.000 Km2, abarcó parte de Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. Y su población ascendía a 14.000.000 de personas. El Imperio inca se derrumbó en 1533, cuando las tropas españolas, al mando de Francisco Pizarro, capturaron al monarca Atahualpa y luego lo mataron. A pesar de todo el horror, continuó la resistencia inca con grupos de sobrevivientes, que fueron conocidos como los “Incas de Vilcabamba”, hasta que en 1572, fue capturado el último guerrero y decapitado, él se llamó Túpac Amaru I. Y de esta manera cruel, desaparecieron grandes civilizaciones de América, por ello deberían sonar como una amarga letanía en la conciencia de los pueblos actuales, para que una historia de ese calibre no se repita nunca más.
Para el segundo grupo, propongo solo dos muestras: el Impero inca, descripto someramente en el párrafo anterior, logró la máxima difusión de su cultura, tecnología y ciencia, desarrollando los conocimientos propios y los de la región andina, así como los de otros estados conquistados, es decir que los pueblos conquistados eran incorporados a su propia cultura y no como en el caso anterior, dentro del primer grupo, donde los conquistadores masacraban a los pueblos invadidos y extinguían su cultura. El otro caso emblemático lo constituye el Imperio romano, fundado en el 27 a. C., con capital en Roma, y desde el 330, el emperador Constantino I, declara a Constantinopla, nueva capital imperial, hasta que en el 476, termina el imperio de Occidente. En cambio, la otra parte, la Oriental sobrevivió un milenio más, la cual fue conocida por Imperio bizantino. El Imperio romano alcanzó en el año 117, el tiempo de mayor apogeo, con una población de 88.000.000 habitantes y una superficie de 6.500.000 km2. Todas las ciudades romanas eran centro de cultura, economía y política de la época, con un adecuado ordenamiento judicial, fiscal y administrativo propio, además poseían una estructura arquitectónica octogonal, previendo la funcional disposición de edificios públicos y privados, con un ingenioso sistema de alcantarillas que resguardaba la higiene y salud de cada ciudad romana. Luego, para tomar dimensión del esplendor en la ingeniería de aquel tiempo, basta observar los vestigios de algunas obras descomunales: el Anfiteatro de Tarragona y el Acueducto de Segovia, en España. Y en Inglaterra, la fundación de Londres, a orillas de río Támesis, en el año 43 d. C., a la que llamaron Londinium. Para concluir, estimo necesario reiterar que este segundo grupo representó el otro modo de conquistar civilizaciones, incluyendo a los pueblos sometidos y no eliminándolos.
Durante muchos yo viví esa historia, la de festejar «el día de la raza». Con lo que explicas está clarito que festejábamos el genocidio, o no? Gracias Carlos por difundir la verdad de las cosas.
Hola, algo conozco del tema y por eso sé que decís la verdad, aunque nunca había leído la diferenciación que planteas.Pobre gente la que vivió en América Latina, qué triste final!
Soy profesora de Historia y llevo muchos años dando clases, pero nunca antes había leído esta clasificación, que me parece indudable. Saludos.
Carlos, quién podría dudar de tu verdad? Eso se llama honestidad literaria. También es imposible dudar que durante 5 siglos festejamos la matanza de los pueblos originarios y condecorábamos a los genocidas. No escribo más porque la bronca no me deja.
Difundir una cultura no implica que se deba matar a otra cultura, porque la historia de todos los tiempos demuestra que la convivencia es igual a civilización.