Mar 25 Oct 2016
Clase de Mandatario
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Pensamientos
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Dentro del ámbito político, la valoración de este rol tiene escenarios muy distintos, según se realice dentro de países del primer mundo o en países subdesarrollados. Sin embargo, en ésta última clasificación, cuando nos referimos al tema político únicamente, corresponde incluir a aquellos cuyas autoridades no les interesa lograr un orden civilizado en los diversos estamentos, donde tal estimación conceptual desciende sistemáticamente desde la cúspide y se esparce por toda la pirámide del poder político nacional. Y el estado de ánimo para crear esta situación parte esencialmente de no respetar las leyes o modificarlas para enarbolar designios personales o sectoriales, aunque sean espurios. Y desdeñando la condición de que son solo mandatarios de un poder mandante, que ostenta el propio pueblo, intentan perpetuarse en el cargo o, por lo menos, reiterar periodos de gobierno sin importar lo que la Constitución establezca, pues ellos se consideran por arriba de todo. Al respecto Cicerón afirmaba: “La salud de un pueblo está en la supremacía de la ley”. Y suceden aún cosas peores cuando el mandatario, aunque de modo implícito, manifiesta lo que en su momento sostenía el rey Luis XIV: “El Estado soy yo”.
En consecuencia, por ahora nos ocuparemos de los países subdesarrollados, en los cuales suele acontecer, con alguna frecuencia, que las autoridades de turno imponen ciertas ideologías capaces de convertirse, según afirman enfática y reiteradamente, en verdaderos elixires para lograr el bienestar del pueblo. Con resultados que valorizan y promueven la austeridad, el trabajo, más el reparto de las riquezas generales. Todo lo cual, según repiten como una eterna letanía, desembocaría naturalmente en una verdadera justicia social. Es decir que en este espacio el gobierno también necesita convertirse funcionalmente en una especie de Robin Hood.
Luego, tales mandatarios, difunden con peroratas sistemáticas que el capital en manos privadas, es perverso y, por ello, es fuente de todos los males sociales porque va en contra de los justos intereses del pueblo trabajador, del pueblo pobre. De este modo se va creando progresivamente una fractura social, la cual se funda en el odio de clases, donde ya no importa el principio básico y universal de toda economía racional, que expresa: capital y trabajo son los pilares fundacionales de todo desarrollo económico.
Por otra parte, suele ser común que tales mandatarios, en breve y a través del poder omnímodo se conviertan en individuos acaudalados, por poseer una riqueza cuyo volumen es obsceno en la mayoría de los casos. Sin embargo, con total desparpajo pregonan que la concentración de bienes contraría la posibilidad de un desarrollo digno para esa parte de la sociedad que menos tiene. Además saben bien que para lograr sus designios deberán transitar el margen de las leyes, por eso necesitan de cobertura e impunidad que van construyendo mediante una red populista. Y con este propósito recurren a individuos poco afectos al trabajo y muy proclives a las trenzas y el desorden, verdaderos marginales a los cuales se les asigna el papel de: “fuerza de choque”, disponible para enfrentar cualquier embate social de inconformismo que podría expresar el resto del pueblo. Luego designan personas y crean estructuras que son funcionales al poder central. Y a todo lo cual se agregan espontáneamente los que sostienen ideologías a ultranza, fundadas en conceptos que, según registra la historia, mucho daño hicieron al mundo civilizado, además de mostrar diariamente el destino al fracaso donde aún imperan.
Y tal situación acontece a partir de cuando el mandatario, antepone sus intereses personales o partidarios sobre los que pertenecen al pueblo, quien es verdadero mandante, el cual va perdiendo su capacidad de reacción porque el populismo silencia voces en el transcurrir, y las acalla a través de la dádiva, la prebenda y el acomodo político destinado al sector predispuesto a adherir al movimiento. Por otro lado, al contrario o al que piensa distinto, intimida y oprime con todos los recursos del Estado que podrían ser útiles, cuyo fin esencial es el silencio o la defenestración. Y todo lo anterior sucede en simultáneo con la mentira sistemática, embustes destinados a presentar al régimen como victorioso, tanto en el orden social como en el económico, cuyo producto redunda por sobre todo en beneficio de los más pobres y desprotegidos.
La única solución a este estado de cosas consiste en derrocar al mandatario impulsor de ideologías anacrónicas, demagógicas y populistas a través de una elección normal, precisamente la que prevé la Constitución del país en cuestión. Sin embargo, no es tarea sencilla pues el número de ventajeros aumenta continuamente durante ese gobierno y, de este modo, llega a constituir una masa cada vez más importante de potenciales electores, los cuales no admiten que decaigan las gangas obtenidas, por ello se torna difícil de superar en cantidad de votos, porque se multiplican con el simple transcurso del tiempo. No obstante, “Todo poder excesivo dura poco”, aseveraba Séneca.
Buena descripción, y le cae como anillo al dedo a algunos países de América. Pero creo que te quedaste corto en alguna valoración.
Usted demuestra una realidad lacerante que nos toca de cerca, incluso algunos vecinos cuentan las miserias de ese modo. Son los que amparan en ideologías el enorme negocio, mejor dicho por el afán desmedido estructuran la corrupción generalizada. Por este camino, qué pueblo se puede hacer grande y digno? Y le respondo: NINGUNO!
En este tema se impone la claridad de sus valoraciones entonces, ante tanta verdad, sobran las palabras que yo podría pronunciar. Saludos.
Es que ocurren cosas raras cuando el congreso se somete al poder ejecutivo, allí se hace grande el mandatario devenido en «patrón». Y como golpe de gracia hace adicta a la justicia nombrando jueces por todos lados(así se protege la impunidad).
Y meten tanta guita en autoproclamarse «patriota» que al final logran en buena medida su propósito. Así, en la perra vida se sale del subdesarrollo económico porque el subdesarrollo moral lo impide. Eso quería decir nomas.
Los «mandatarios-patrones», aparte de dictadores y populistas, suelen ser corruptos (no conozco excepciones).
Entonces si los otros poderes del estado, legislativo y judicial, aún conservaran su fortaleza e independencia podría recurrirse al «juicio político». Acaso no pasó eso hace poco tiempo y aquí cerca nomás?
Gran descripción del populismo en América del Sur, porque en la del Norte o en Europa ( por ejemplo) minga! va a prosperar este engendro. Y disculpe la franqueza.
Hola Carlos. Este tema viene como anillo al dedo con lo que está sucendiendo en estos días. Esto se cura achicando la tropa de corruptos y de tontos ¿O me equivoco?
La situación actual de nuestro país tiene un origen y no es por generación espontanea, porque tiene causas y causantes. Y es precisamente «Esa clase de mandatario», que para consolidarse en el poder recurren a «los servicios» de lo peor de la sociedad, más los que de verdad necesitan ayuda… Y me limito en seguir explicando debido a que Usted siempre aclara que su espacio (excelente lo califico) está centrado en el fin cultural únicamente. Un saludo con mi más distinguida consideración.
Qué descripción tan acabada de este problema que nos toca tan de cerca. Un verdadero cancer que corroe a la democracia y que, con las particularidades de los distintos países, se aplica a todos ellos.
Buen día Contador. Por casualidad leí este escrito, publicado hace 7 años atrás. Y debo confesarle que me impactó la fidelidad con la realidad. Y más todavía, porque nada leí con tanta exactitud, que provenga del periodismo en general ¿Porqué será?