Dom 10 Jun 2012
Ferrocarriles para transporte, comunicaciòn y tramoya
Posteado por Carlos Evasio Maggi en Historias
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Desde mediados de la década del ´60 y hasta la del ´90 del siglo XIX, el desarrollo de este medio para transporte y comunicación fue espectacular y, merced a ello, el progreso en las zonas de influencia resultó explosivo. Y nunca antes la República había vivido un fenómeno tan dinámico en el proceso de crecimiento.
En el tendido de las vías férreas, realizado por empresas inglesas, se establecieron las distintas líneas formando un abanico con vértice sobre el puerto de la ciudad de Buenos Aires; un proyecto consensuado con el gobierno argentino a fin de lograr mayores beneficios para el comercio exportador de los productos primarios y la importación de bienes manufacturados.
El caso particular dela Compañía de Tierras del Ferrocarril Central Argentino que por el tendido de las vías desde Rosario y hasta la ciudad de Córdoba, a cargo del ingeniero William Wheelwrigth, recibió del gobierno argentino, “en plena propiedad”, una franja de tierra de una “legua” de ancho a ambos lados de los rieles
, con la obligación de formar centros agrícolas dentro de los 396km que separan las dos ciudades mencionadas; y según el contrato fueron casi 350.000 hectáreas de campo, que correspondían a una de las regiones más fértiles del país; pero existen otros documentos que demuestran que la cantidad real de tierras cedidas ala Compañía del Central Argentino fue mucho mayor .
Finalmente, este ramal fue inaugurado el 13 de abril de 1870; también la primera Colonia agrícola cordobesa se fundó ese mismo año y la llamaron Tortugas; sin embargo, por un fallo dela Corte Suprema en 1882 que ordenó correr el límite de Santa Fe hacia el oeste, dicha Colonia pasó a pertenecer a esa provincia.
Si bien este medio de comunicación y trasporte resultó fundamental para el desarrollo económico y poblacional del país, a la vez generó la posibilidad de fraguar varios procedimientos irregulares; de los cuales relataremos brevemente sólo tres:
Primero; el diseño en forma convergente al puerto de Buenos Aires sirvió a los ingleses para sacar el trigo con destino a su país ¿Entonces, para ellos, cuál era la importancia del trigo? Con este cereal se produce la harina y luego el pan, y el precio del pan era el parámetro para determinar el salario inglés; en consecuencia, cuanto más barato obtuvieran el trigo menores serían los sueldos a pagar y, por ello, mayor resultaría el margen de utilidad que obtendría la burguesía industrial inglesa, dueña del poder en su país y, a partir de ese momento, dueña también de la economía mundial. Y para conseguir la mayor ventaja, los ingleses pagaron el cereal argentino con sus excedentes industriales; pero en base a una escala de precios determinada por el más fuerte; y de este modo, lograban llevarse el trigo por un valor irrisorio.
Segundo; la mencionada Compañía no incluyó las tierras obtenidas en las cuentas del Ferrocarril, tampoco las pobló tal como se había acordado en el contrato. Y por si fuera insuficiente lo anterior, también se negó a pagar todo tipo de impuestos que las provincias de Córdoba y Santa Fe exigían; entonces, ante esta situación, intervino el Poder Ejecutivo Nacional y ordenó por decreto del 6 de octubre de 1880, que ambas provincias sancionaran leyes que “eximieran a la Compañía de Tierras del pago de todo impuesto por los terrenos de su propiedad”. Por otra parte, el contrato establecía que el Estado argentino aseguraba una rentabilidad anual del 7% sobre la inversión global, cuyo monto “dibujaron” los ingleses; por lo cual, en el primer año de funcionamiento, solamente, debió pagar $209.820 en carácter de compensaciones a dicha Compañía.
Tercero; como dijimos más arriba, eran 350.000 hectáreas de campo que la Compañía del Ferrocarril obtuvo con la condición de poblarlas; pero esa extensión ya estaba poblada por buen número de personas propietarias de las tierras; sin embargo fueron expropiadas compulsivamente y desalojadas; luego, algunos re-compraron sus campos y otros, la mayoría, optaron por alejarse de esa zona. Los delegados del gobierno nacional encargados de ejecutar tan irónico plan de expulsión fueron J. Perdiel en Santa Fe y Manuel García en Córdoba; mientras tanto en la inmensidad de la llanura sonaba como una letanía el clamor de los más débiles
Hola Carlos. Pienso que es muy difícil que esas tramoyas (como llama usted) sucedieran sin el consentimiento de los gobernantes de turno. Y algunos todavía los llaman «patriotas». Por favor, qué generosa fue siempre nuestra Argentina.
Hola Carlos.
Es como tu dices, tengo un conocido directo y las escrituras de su tatarabuelo que zarpo del Puerto Liverpool y llego a Argentina a trabajar en la linea Rosario- Cordoba,fue asesor legal del ferrocarril,de los bancos de Londres y Rio de la Plata, sus honorarios eran pagados con tierra y llega a obtener 20.000 hectareas, luego compra 7.325 más ¡Que patriotas teniamos!.
Atte Natalia
Hace un tiempo leí el libro La «pampa gringa» cordobesa y allí da detalles que coinciden totalmente con tu exposición, pero nunca leí sobre la ganga del 7% de utilidad y todas las otras avivadas. Saludos para vos Carlos.
Hola, con todo respeto quisiera agregar que una legua equivale a 5.196 metros de largo. Un cordial saludo.
Hola Carlos. Desde siempre te leo y pude comprobar, aparte de ofrecer mucha utilidad, que impones el rigor de un verdadero perfeccionista en tus escritos. Por eso me animo a decir que esta cuestión de los trenes tuvo vigencia también cuando gobernaba «un duro de la política», pero por lo visto ese duro era duro con los indios solamente, porque a los otros y por negociados repartía besos. Un abrazo y mi admiración por cómo te calentas para beneficio de la verdad.
Carlos permítame felicitarlo por tan elocuente exposición y comparto también los conceptos de Atilio. Y pienso que los de 100 van perdiendo valor por razones económicas y ahora se incluyen las éticas.Un afectuoso saludo.
Y usted presta atención, verá que nada cambió. Peor todavía, porque la política pasó a ser un negocio para una secta. Y el que logra engancharse, no falla, se llena los bolsillos.Y al pueblo «pito catalán».