En tiempos que la democracia  representaba una extraña figura y la inseguridad jurídica, era la reina del lugar…; más: “el vivo vive del zonzo  y éste de su trabajo”. Allí mismo y en todas las épocas abundaron los intentos por explicar la conducta predominante del “ser nacional”, que en suma incidía sobre  el comportamiento de nuestro pueblo en general; donde el modo cultural  propagaba las causas y efectos de manera espontánea. Y a través del tiempo, muchísimas explicaciones se lanzaron sobre las posibles razones de tales procederes con implicancias culturales y, desde aquí, luego nacerían desórdenes sociológicos,  políticos y económicos.

 Sin embargo, sólo una afirmación prendió con fuerza en el ideario popular y perdura aún en el tiempo; la cual expresa: “Los alemanes descienden de los arios; los ingleses, de los sajones; los italianos, de los celtas…y nosotros, los argentinos, descendemos de los barcos; por eso somos como somos”. En síntesis, consideramos un auténtico disparate a la anterior explicación; y a continuación intentaremos fundar nuestra valoración por medio de un análisis muy sencillo:

 Comenzamos por mencionar dos realidades sociales que nacieron con una simetría y simultaneidad casi perfecta, con respecto a nuestro país: Uruguay y Chile; ambos son nuestros primeros vecinos y su población está compuesta por inmigrantes , o sus descendientes, italianos, españoles, árabes, hebreos…y por la mezcla con los diversos grupos de aborígenes; aunque es necesario destacar que el país trasandino posee una mayor incidencia de mestizos derivados de la unión de indígenas con otras razas, que ronda el 55% del total de los habitantes actuales.

 Incluso, podríamos considerar otro país, de distinto hemisferio y de igual  Continente, EEUU.; el cual constituye la primera potencia económica, política, militar, etc.   del concierto mundial; se independizó en el año 1776, sólo 40 años antes que la Argentina. Ellos tienen predominio sajón, es verdad; no obstante, cuentan con una enorme variedad poblacional, que comenzó a diversificarse en su composición desde el siglo XIX; tal como aconteció en nuestro país. Tanto es así, que allí existen zonas, dentro de muchas ciudades, en donde las comunidades conservan, a través del tiempo, el aspecto edilicio, las costumbres y modos que  dibujan fielmente un trozo de sus respectivos países de procedencia. Entonces ¿Acaso el origen de estas sociedades no descendió también de los barcos?

Por último, los países  sudamericanos mencionados deberían ser verdaderos espejos de nuestra realidad; pero no es así. Por ejemplo, difieren en la seguridad jurídica; pues allá nunca incautaron el dinero depositado por la gente en los bancos oficiales y privados. Ahora, en vez de seguir explicando, invitamos a que lean nuevamente  el tema titulado “La viveza criolla”; y así podrán lograr mayor comprensión del tema aquí planteado.